“No puedes trabajar con el estomago vacío”
Esta claro que el trabajo y el pensamiento a largo plazo es la clave de la Permacultura y que cuanto más lejos seamos capaces de llegar con nuestra imaginación, mayor número de contratiempos podremos anticipar pero…
¡Es muy importante tener siempre los pies en la tierra! La mente puede viajar tan lejos como para perderse u no saber volver.
“Pensar en el futuro no significa vivir en el futuro, la vida es Aquí y Ahora”
Por ello estamos obligados a que nuestro sistema empiece a generar un rendimiento desde el primer momento. Aunque este sea un rendimiento mínimo. Los comienzos son duros; pero si trabajamos codo con codo con la naturaleza, movidos del deseo de construir una realidad mejor, también para nosotros mismos, pronto veremos resultados.
La vida moderna nos enseña que podemos estar tranquilos y relajados, que (con dinero) siempre tendremos de todo cuando queramos, pero esta sensación es solo una ilusión. Todo lo que tenemos proviene de la explotación y transformación de la naturaleza y del esfuerzo y el trabajo de alguien. El que no lo veamos ni percibamos directamente no significa que no nos afecte.
Las industrias y economías del “primer mundo” se mantienen gracias al trabajo y los recursos de las gentes del “tercer mundo”, pero si estas gentes intentan cruzar nuestras fronteras, nos ofendemos y los odiamos por ello. Cada día, consumimos productos de baja calidad elaborados por personas insatisfechas con sus trabajos o con sus condiciones laborales. Pronto esos productos irán al cubo de la basura.
Debemos invertir en productos de calidad, eficientes, que sigan rindiendo tras años y años de uso. O en alimentos sanísimos (los Superalimentos). Debemos generar bienestar en quienes nos rodean, en quienes trabajan con o para nosotros, pues nuestro proyecto también rendirá más. Debemos cuidar y valorar las buenas cosas que tenemos y emplearlas sabiamente para que nos produzcan. Si haces aquello que te hace sentir feliz, con ánimo, buena gente a tu lado, buenas herramientas y alegría; no tardarás en recoger los beneficios.
Pero para ello habrás debido de observar la naturaleza y haberte observado a ti mismo como parte de ella, dentro de ella en tu día a día, en tu trabajo y en el modo en que interactúas con ella. Deberás haber aprendido que aspectos de la naturaleza te gustan más y cuales menos, que condiciones climáticas sientan bien a tu cuerpo, que te sugiere el trabajo con las plantas, con los animales, con los árboles. ¿Prefieres las cabras o las ovejas? ¿Qué se te da mejor o con qué disfrutas más? ¿haciendo quesos o trabajando la madera? Hagas lo que hagas nunca olvides sacar al artista que llevas dentro. Pon algo de ti mismo, de tu esencia mágica en las cosas y productos que fabriques, en todo cuanto construyas.
“Invertir en conocimientos produce siempre los mejores beneficios”.
Benjamin Franklin
Una vez que lo tengas claro, a la hora de iniciar tu proyecto, pon al principio todos tus esfuerzos, interés e inversión en aquello que te generará beneficios mañana mismo. Pues solo entonces podrás atender otros asuntos. Si vas a vender huevos tu primer trabajo será el gallinero y tu primera inversión serán las gallinas. ¡Ah! Y ponte objetivos reales que sepas que te rendirán. No te propongas hacerte buscador de trufas si no lo has hecho nunca ni sabes donde vender las trufas, solo por que has oído que tienen buen precio. Lo que más te rendirá al principio es aquello que siempre supiste hacer, o eso que acabas de descubrir que te apasiona.
Se inteligente, intenta que la mente no nuble tus sentidos. Debes de aprender a reconocer las posibilidades reales y materiales de una zona o lugar. Si un lugar no ofrece posibilidades tendrás que descartarlo, tal vez puedas ayudar a que la naturaleza se desarrolle más rápidamente en él; pero si no ves que vaya a proporcionarte un rendimiento también a corto plazo, lo único que harás será malgastar tu energía. Recuerda bien el primero de los principios (Observar e Interactuar) por que probablemente la naturaleza siempre tiene algún recurso que ofrecer; pero si te gusta forjar y trabajar los metales necesitarás cerca una chatarrería, una vieja fábrica abandonada o algo similar. Si sabes podar, invertir en unas buenas tijeras te generara beneficios durante el invierno.
“A río revuelto, ganancia de pescadores”
Y no olvides que puedes también aprovechar las oportunidades de un momento, en ocasiones ver la oportunidad en el momento dado puede generarte un gran beneficio puntual. No te flipes, y vuelve siempre a poner los pies en la tierra. Recuerda que lo que la permacultura busca no es obtener un beneficio de manera irresponsable y egoísta. Este beneficio es mayormente aplicable a los comienzos de nuestros proyectos así como lo será durante las primeras décadas del decrecimiento energético. A medida que nuestros ecosistemas y entornos permaculturales evolucionen la preocupación por el rendimiento ira convirtiéndose en el disfrute de la abundancia.