“La belleza esta en los ojos del que la percibe”
La crisis ecológica, energética, social y de valores que vive nuestro mundo necesita un auténtico océano de pensamiento independiente.
El buen diseño se realiza cuando nos dejamos llevar por la intuición e inteligencia y no por ideas preestablecidas, tradicionales o socialmente aceptadas. Debemos de ser críticos, aceptando solo aquello que sabemos con certeza e investigando, hasta donde nos lleven, todas las dudas que nos encontremos en el camino. Aprender y comprender el universo del que formamos parte es esencial para encontrar nuestro lugar en él.
Levantar nuestro proyecto exige que sepamos quienes somos. Para ello debes primero observarte a ti mismo, comprenderte, amarte y respetarte. Acepta y alégrate de todo aquello que te ha hecho ser quien eres. Potencia tus habilidades; lo que te hace sentir bien también hará sentir bien a otros ya que solo tu puedes llegar a ser el mejor en eso que sólo tu sabes hacer.
Escucha a los demás, pero discierne: si sientes que las palabras salen del corazón podrás aceptarlas; si te cuentan lo que otros les contaron, y lo aceptas, solo estarás arrastrando ancestrales miedos que no ayudarán. No te engañes a ti mismo, se honesto; mentir a otros es mentirse a si mismo.
“No vemos las cosas como son, sino como somos” Jiddu Krishnamurti.
Medita. ¿Qué te gusta? Solo cuando sepas lo que quieres de la vida y lo que quieres dar a cambio estarás en posición de crear tu proyecto. Solo entonces el universo se pondrá de tu parte.
Luego observa la naturaleza. En sus ecosistemas y entornos todos sus elementos armonizan, están en equilibrio. Nada supone un problema pues todo se encuentra en su justa medida. A la hora de implantar nuestro diseño debemos comenzar observando la naturaleza que nos rodea, en todos sus aspectos, empezando por la orografía y terminando por la cantidad de moscas en Septiembre, pasando también por la naturaleza humana. Equilibrio, esa es la clave. Cuanto mayor sea tu capacidad de observación, mayor número de relaciones podrás comprender.
“Leemos mal el mundo, y decimos luego que nos engaña”. Rabindranath Tagore.
Al observar el águila, no solo verás un pájaro: verás al depredador, verás al vigía, su vista certera, sentirás el viento, el aire caliente que asciende, el gran árbol sobre el que construye su nido, el grito lanzado al viento para comunicarse con su pareja. Al observar la malva, no solo verás una mala hierba: verás un suelo fértil bajo ella, lo verás más o menos sano, con más o menos insectos, verás un buen alimento, la verdura en sus hojas, el néctar en sus flores, la medicina en su raíz; no solo para ti, también para tus gallinas, para tus caballos; la verás como abono, como acolchado… la verás como una parte indispensable de todo cuanto la rodea.
Ante cualquier situación o problema debemos contemplar y meditar con calma: ¿He generado yo esta situación o deriva de otra causa que desconozco? ¿Es este mi problema o estoy haciendo mío el problema de otro? ¿Es esta una solución a largo plazo o solo un parche que resuelve el problema de momento? Y recuerda, no te alejes de tu problema, la solución más sencilla y efectiva no se encuentra lejos del problema.
No resuelvas el problema: analízalo. Resuelve la causa que lo genera.
Para ello piensa, analiza bien toda la información de que dispongas. Establece conexiones entre los distintos elementos: cuales afectan, cuales no ¿negativa o positivamente? No te precipites. Pide consejo o ayuda, recuerda que la solución del grupo siempre será más justa y el resultado beneficiará a más personas.
“Un problema deja de serlo si no tiene solución”. Eduardo Mendoza.
Traza un plan (o varios) y llévalo a cabo cuidadosamente pero sin dilación, dividiéndolo y resolviendo cada parte y cada proceso por separado. Si en el proceso surgen nuevos problemas no desistas, se fuerte, recuerda que construyes algo útil y que perdurará.
Y recuerda, cuestiona todas y cada una de las ideas que creías saber (incluso estas), todo cuanto los demás te digan que debes hacer, decir, pensar… incluso todo lo que sabes o crees que sabes… y por último, haz siempre caso a tu corazón.