Técnicas de No-Laboreo

El ser humano siempre pierde parte de su ser cuando decide cambiar su forma de pensar. A lo largo de la vida nos formamos una personalidad en base a un sistema de valores y creencias que es único para cada uno de nosotros. Cambiar las tradiciones conllevará perder una parte de lo que hemos sido, una parte de nuestro ego. La recompensa por este sacrificio puede ser algo fantástico, lo que ganemos marcará nuestro futuro, creceremos, avanzaremos, evolucionara nuestra conciencia. Este es el fin último de la vida: avanzar; y por ello no debemos de tener miedo.

Debemos mirar el mundo con aptitud contemplativa, no mirar sin ver. Observar hasta lo más profundo, hasta poder vernos como parte de la imagen que contemplamos. Contémplate a ti mismo hasta entender qué es lo que haces y por qué lo haces conociéndote más y mejor. Solo entonces podrás cambiar tu visión de la vida y del mundo que nos acoge.

 

 

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Solo entonces podrás aceptar algunas de las ideas que aquí se exponen.

Comenzaré advirtiendo que muchas de estas técnicas no han sido aún probadas, somos muchos los permacultores que experimentamos día a día, pero el tiempo que requieren estos experimentos es largo. Me baso en mi experiencia a la hora de contemplar la naturaleza, en sus procesos, sus intercambios y sus leyes. Y en años de profundo estudio e investigaciones llevadas a cabo por agricultores y biólogos de todo el mundo. Sobretodo quiero pedirte que no desdeñes estas propuestas sin más, solo date la oportunidad de pensar en ellas, con espíritu crítico. No aceptes nada que no creas. Añádelas a tus conocimientos y una vez ahí, prueba, experimenta, saca tus propias conclusiones, idea tus propios principios, poniéndote a prueba una y otra vez. Lo que expongo a continuación no es un modelo que rompa con una norma, sino la base de un sistema natural, que gana seguidores cada día y que nos llevará a una nueva era de abundancia y armonía.

¿Por qué labramos?

En el apartado de Agricultura Regenerativa se explican algunos de los motivos por los que principalmente se labra el suelo, con un poco más de detalle serían los siguientes:

Desherbado: al arar el suelo eliminamos las plantas adventicias para facilitar la germinación y crecimiento de nuestro cultivo frente a ellas.

Aireación: Al descompactar la tierra y airearla permitimos a nuestras plantas desarrollarse más fácilmente (o eso nos da la impresión), sus raíces se abren paso más fácilmente en una tierra suelta y ligera. Una correcta aireación es necesaria para que la microbiología del suelo pueda llevar a cabo sus procesos metabólicos de forma aerobia (ver microorganismos y simbiosis).

Distribución de nutrientes y abonos: Una mezcla homogénea del suelo reparte los nutrientes de forma que todas las plantas tengan un crecimiento similar. Si se ha abonado químicamente el suelo, el labrado lleva el abono más cerca de las raíces, acelerando el crecimiento del cultivo.

Tradición: Probablemente este sea el mayor motivo por el cual aramos la tierra. Seamos realistas, la inmensa mayoría de agricultores no han elegido serlo, el trabajo de agricultor generalmente viene heredado junto con las tierras de nuestros  padres. Heredamos las prácticas que ellos hacían y simplemente las repetimos. Y no solo estamos condicionados por esta herencia en el ámbito familiar, nuestra sociedad, nuestra cultura y economías también nos vienen condicionadas por las ideas del pasado. Todos sabemos lo difícil que resulta desterrar una vieja idea en pos de los tiempos modernos, da miedo. Es comprensible que uno no quiera cambiar, ya se sabe: más vale malo conocido que bueno por conocer.

 

 

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Queridos amigos no me andaré con rodeos, la tradición a cambiar tiene 5000 años de antigüedad. Lo que aquí expongo es un cambio que acabará con la civilización tal y como la conocemos. La raza humana no será la misma, desterraremos 5000 años de ego humano, de sometimiento de la naturaleza a nuestra voluntad, deberemos retractarnos, pero nuestra conciencia se situará en el nivel en que se merece estar en esta nueva era.

Aunque somos libres de decidir, por supuesto. Aquí es donde cada uno tendrá que tomar su decisión, la suma de todas dará como resultado la respuesta de la humanidad. Y todos tenemos mucho que perder, no olvidemos que estamos hablando de los alimentos que comemos, del aire que respiramos, del agua que bebemos. El medio ambiente nos acoge y alimenta, si la respuesta no se da pronto, puede que llegue el momento en que para la humanidad sea demasiado tarde.

 

Inconvenientes que conlleva el labrado del suelo:

Erosión: Cuando la tierra se halla desprovista de vegetación y del soporte que las raíces ofrecen al suelo es fácilmente erosionada por los agentes naturales (agua y viento). Esto ocurre sobretodo en los terrenos con pendiente. En Permacultura utilizaremos el diseño en Linea Clave (Key Line) para, aún sin labrar el suelo, evitar la erosión de las laderas y captar agua de lluvia. Una pendiente fértil arada durante décadas se convierte en un pedregal prácticamente inservible.

Pérdida de biomasa: La Biomasa es, de lejos, la mayor fuente de energía del mundo. Gracias a la fotosíntesis, cada planta convierte la energía del aire y del Sol en calorías para alimentar al resto de seres. Pensadlo, es como si cada hoja fuese una diminuta placa fotovoltaica que no necesita instalación ni mantenimiento. Tarde temprano, todas las plantas se descompondrán sobre la tierra en la que crecieron, devolviendo lo que de ella tomaron. Cada centímetro de tierra desnuda constituye una pequeña porción de energía desaprovechada. Nos queda mucho tiempo y el proceso no será fácil, pero debemos esforzarnos invirtiendo en I+D+I para poco a poco derivar nuestras fuentes de recursos hacia la energía que de forma renovable la tierra nos ofrece. Así, podríamos abastecernos en grandísima medida de la biomasa para generar el calor de nuestros hogares o gran parte de esa electricidad que devoramos a diario.

 

 

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Pérdida de fertilidad: Estamos quemando nuestras tierras hasta hacerlas inservibles. La combinación de abonados químicos y labrado del suelo reduce la fertilidad de la tierra año tras año. Lo cual la hace cada vez más y más  dependiente de la industria petroquímica. ¿Que ocurrirá cuando lleguemos al límite? Tendremos que cultivar en un desierto azotado por las plagas. Las consecuencias para la economía y la salud van a ir siendo poco a poco mucho más duras si no hacemos algo para devolver a los campos su fertilidad natural.

Perdida de protección natural: Uno de los factores que mayor impacto produce en la pérdida de fertilidad por parte del suelo son los rayos solares y las heladas invernales. En un terreno sin labrar las hierbas y el acolchado de materia orgánica mantienen en relativa sombra la superficie del suelo, lo que reduce la temperatura y la evaporación del agua, luego la humedad se mantiene más tiempo. La sombra también protege de la radiación ultravioleta a los microorganismos que habitan el suelo. Del mismo modo, en invierno, esta capa de plantas protectoras mantiene el suelo ligeramente más cálido y evitan que el hielo golpee directamente la tierra.

Desestructuración: Tanto el hielo en invierno, como el sol en verano, como la rápida transpiración tras las lluvias, unido a la ausencia de raíces, provocan una fuerte desestructuración del suelo; creando tierras cuarteadas que no transpiran, durísimos terrones y suelos compactados. Por tanto, y curiosamente, el labrado causa el mismo problema que intenta solucionar.

Suela de labor: El labrado no actúa en profundidad. La pesada maquinaria que se utiliza en nuestros días apisona la tierra por debajo de la capa labrada de forma que las raíces tienen muchos problemas para crecer en profundidad. Esta dura capa se conoce como suela de labor y puede verse fácilmente cuando, tras fuertes lluvias, la tierra superficial es arrastrada dejándola al descubierto.

 

 

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Pérdida de agua: La tierra labrada mantiene peor la humedad, sobretodo en verano. Y en invierno las tierras labradas pierden la valiosa agua que aportan el rocío y la niebla. Además, cada pequeña hierba es un pequeño depósito de agua de reserva para un futuro cercano.

Aumento del CO2 atmosférico: Retener el carbono en forma de materia vegetal es la única forma de reducir los niveles de CO2 en el aire y frenar el calentamiento global. Mucha de esta  materia orgánica que se acumula en el suelo nunca llega ser asimilada sino que es enterrada por los sedimentos creando pequeños depósitos de carbón.

Daño a árboles: Al arar, cortamos y herimos las raíces más superficiales de los árboles, ya sean los frutales de nuestro campo o aquellos que crecen en los linderos. Aunque los árboles se recuperan fácilmente de estas heridas, a largo plazo estas pequeñas molestias pueden generarles estrés y hacerlos más propensos a las enfermedades.

Gasto en petróleo: La dependencia del petróleo en la agricultura reduce drásticamente los márgenes de beneficios para pequeños agricultores y campesinos; además emitimos CO2 a la atmósfera acelerando el proceso de cambio climático.

Pérdida de biodiversidad: La industrialización del campo ha acabado con las especies que en él habitaban. El arado no es selectivo, arranca todo tipo de hierbas sean estas más o menos adventicias. Muchas de las flores que crecían en nuestros campos se han perdido. Insectos y otros animales no encuentran alimento o soporte para vivir. Las setas de nuestros campos practicamente han desaparecido.

Inconsciencia: En último lugar, es sencillamente una práctica antinatural. Lo más parecido en la naturaleza sería un terremoto o un corrimiento de tierra, ambas catástrofes destructivas. Y como cualquier práctica antinatural nos desconecta de nuestro real cometido, nos desorienta y aleja de nuestra real misión en este carrusel que llamamos vida.

 

Si seguimos arando, como hacerlo:

Creo que son una serie de buenas razones, para por lo menos, comenzar a planteárnoslo, pero soy muy consciente de que aquellos agricultores que llevan realizando esta práctica durante décadas y que no conocen (ni tal vez quieran conocer) ningún otro método, no van a cambiar sus costumbres y su modo de trabajar de la noche a la mañana. Es por ello que, ante todo, debemos de dar a conocer y tener muy bien claros estos inconvenientes para así, aunque sigamos arando, podamos reducir el impacto que causemos en la fertilidad de nuestro campo.

Así pues, si decidimos seguir labrando, deberíamos tener muy en consideración los siguientes consejos:

-Nunca labrar a favor de la pendiente. Esta ha de ser sin duda la regla de oro. De este modo evitaremos en gran medida la erosión de las lluvias. Si se trata de una tierra de labor, sin un cultivo permanente, lo ideal sería el laboreo siguiendo las curvas de nivel del terreno. Así cosecharemos cada gota de agua de lluvia para nuestro campo.

-Elegiremos con sumo cuidado el momento de labrar. Trabajando con “tempero (cuando la superficie comienza a secarse, unos días tras las lluvias)”. Si la tierra esta muy mojada se aprisiona y forma terrones. Si esta muy seca y soplan vientos cálidos estos arrastrarán los minerales finos en forma de nubes de polvo. Si en las mañanas se forma hielo la superficie se endurece. Los mejores momentos son el Otoño y la Primavera.

-Debemos reducir en la medida de lo posible el tamaño y peso de la maquinaria agrícola, realizando cada vez trabajos más ligeros y a pequeña escala. Evitar el arado en profundidad y el uso de la vertedera mantendrá la estructura natural del suelo.

-Y añadir, como no, la parte de trabajo mental. Una tierra sin una sola hierba no es una tierra «limpia» sino una tierra estéril. Muchos son los agricultores que al ver un puñado de cardos brotando en dos cuartillos de terreno, aran por completo las seis fanegas que tiene la parcela. Para aprovechar el viaje, por que hay que trabajar, por lo que el vecino pueda pensar de nosotros y cosas así.

Cambiar esta mentalidad es, desde mi punto de vista, el trabajo realmente duro. Conforme vayamos abriéndonos a nuevas técnicas y veamos como nuestros campos se asilvestran comenzaremos a reconectar con la naturaleza y con sus procesos. Aprenderemos más, reconoceremos mejor las posibilidades que la tierra nos ofrece y los sistemas serán cada días más productivos. Pero para generar esta espiral constructiva, antes debemos detener y revertir en la que ahora nos hallamos inmersos. Como consumidores también tenemos mucho que mejorar, y mucho que aportar a los agricultores y ganaderos más cercanos.

 

MÉTODOS Y SISTEMAS ALTERNATIVOS AL LABRADO:

Segado de las Hierbas:

Es así de simple. Por todas las ventajas que las plantas y las raíces de estas aportan a la conservación de la estructura del suelo y a su fertilidad, la siega se convierte en la opción más ventajosa a la hora de mantener bajo control el crecimiento de hierbas adventicias. De este modo conservamos la biomasa, la humedad del suelo y su estructura. Proporcionamos protección y abundante alimento para la micro y también para la macrofauna, quienes aportarán abono con sus restos y excrementos. La biodiversidad volverá a nuestro campo.

Esta técnica ha de implantarse, por ejemplo, en el cultivo de la vid, tan extendido por toda la península y en el cultivo de árboles frutales (olivos, almendros, naranjos, etc.). En muchas regiones es muy normal el no laboreo o el laboreo muy ocasional de las viñas, sobretodo en el norte. Caminar entre las hierbas verdes y frescas de León no es lo mismo que hacerlo entre los cenizos de Castilla, lo comprendo. Sencillamente los agricultores más meridionales tienen más trabajo que hacer. Y el trabajo consiste en controlar a que plantas les permitimos la reproducción y cuales no. En todos los terrenos encontraremos una gran variedad de hierbas adaptadas que crecerán en abundancia si las dejamos. Debemos observar cuidadosamente cada una de estas hierbas, que ventajas nos ofrece y que inconvenientes, si cubre bien el suelo, o si se enreda en otras plantas, si forma abundante biomasa, si pincha, si atrae insectos e incluso si sus flores huelen bien o sus propiedades medicinales.

Échale un vistazo a la entrada: 25 hierbas para mejorar nuestro suelo, en donde descubrirás un gran número de plantas que podemos dejar crecer o cultivar en nuestros campos y como a todas ellas les podemos sacar provecho de uno u otro modo.

Un vez conozcamos las plantas de nuestra tierra podremos potenciar o limitar el crecimiento de unas u otras, de manera que con el tiempo lograremos establecer una población abundante de aquellas que consideramos beneficiosas en detrimento de otras menos convenientes.

También podemos sembrar manualmente alguna o algunas especies que queramos asentar en nuestro terreno o realizar siembras estacionales de cultivos que usaremos como abono verde.

 

 

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Abono Verde:

Como ya he explicado anteriormente lo peor que puede haber es una tierra desnuda, por ello siempre será mucho más beneficioso mantener nuestra tierra cultivada, aunque solo sea con plantas que aprovecharemos únicamente como abono.

Realizaríamos esta siembra justo tras la anterior cosecha (o incluso antes) como complemento a  un periodo de barbecho y eligiendo siempre el buen momento acorde al abono verde que queramos sembrar. Podemos elegir entre multitud de especies que se vienen usando como abono verde por sus beneficios para el suelo: veza, alfalfa, altramuz, mostaza, rábano, trébol…

Podemos elegir un abono verde simple (humectativo) utilizando plantas que nos aporten gran masa foliar o fuertes y profundas raíces para estructurar el suelo y mandar nutrientes profundos a la superficie (colza, mostaza, trigo sarraceno, remolacha, etc.).

O podemos elegir un abono nitrificante utilizando plantas leguminosas (trébol, alfalfa, hieros, altramuces, etc.); las bacterias rhizobiun del suelo formarán simbiosis con ellas  y fijarán en los nódulos de sus raíces  nitrógeno atmosférico, lo que aportará una cantidad extra de abono al suelo, a parte de la planta en si.

Una vez que la planta ha crecido deberemos segar la planta y dejar las hojas sobre el suelo para que nos sirvan como acolchado y vayan creando una buena capa de humus. El momento ideal para la siega es durante la floración o cuando aparecen las primeras vainas (en las leguminosas), pues en el periodo de engorde del fruto es cuando la planta extrae del suelo la mayor cantidad de los nutrientes.

 

Semillas recubiertas de arcilla (Nendo-Dango):

Merece la pena que hagamos un pequeño comentario sobre esta técnica que tantos beneficios puede aportarnos si la combinamos con el resto que hemos visto y veremos. La ciencia de este método es simple, consiste en recubrir las semillas de arcilla para protegerlas de los insectos, roedores, aves y agentes patógenos que impidan su germinación. Las semillas conservadas en arcilla aguantarán intactas hasta que las lluvias las hagan germinar, podremos pues lanzar las semillas sobre el suelo en lugar de enterrarlas. Esto nos abre un gran número de opciones, por ejemplo, podemos sembrar directamente sobre la covertura vegetal o sobre nuestro cultivo, antes de segar; las bolitas de arcilla quedarán ligeramente ocultas bajo los restos de la siega y germinarán entre ellos.  Si contamos con gran cantidad de simiente, cosa que debemos procurar hacer, y con la tecnología apropiada podremos conseguir mejores resultados que con los métodos tradicionales ¡Y sin necesidad de labranza!

 

Siembra sobre cobertura vegetal permanente:

Complementar el Nendo-Dango con este método sería lo ideal. Para que este sistema funcione tenemos que escoger cuidadosamente las especies y variedades adecuadas, teniendo muy en cuenta la época de siembra, la época de siega y el tiempo de germinación. La idea básica sería dejar siempre sobre el suelo los rastrojos (la paja) del cultivo anterior. Así estamos devolviendo al suelo la mayoría de los nutrientes que le hemos extraído. Para dar una ventaja a nuestra planta frente a las adventicias, sembraremos a voleo las semillas encapsuladas en arcilla ¡antes de cosechar el anterior cultivo! Si en lugar de usar agua clara utilizamos algún biofetilizante para formar las bolitas de arcilla las demás hierbas no alcanzarán a superarlas.

Siempre alternaremos y rotaremos los cultivos entre cereales, leguminosas, crucíferas, cultivos más exigentes y abonos verdes, pero la esencia consistirá en mantener siempre la tierra cultivada.

Este es un método muy novedoso que rara vez ha sido llevado a prueba de forma totalmente ecológica, lo normal suele ser su implementación se realice junto con el uso de herbicidas. Creo que esta opción puede mejorarse si se siguen rotaciones de cultivos bien controladas y se prueban distintas opciones hasta dar con una fórmula ideal. De nuevo os remito al listado de “Buenas Hierbas” y a esta descarga (coberturas-vegetales-tcs-2012) que os aportarán información para ayudaros en vuestras decisiones.

 

 

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Cultivo de frutales y bosques comestibles:

No me cansaré de decirlo: nadie ara el bosque. Sin embargo este se mantiene a si mismo gracias al equilibrio que existe entre los seres que lo pueblan. Árboles y plantas, animales, hongos y microorganismos, todos ellos forman una intrincada red de relaciones en donde todos pueden comer por que todos son comidos, por que en el bosque nada se desperdicia, por que la buena tierra no necesita nada más allá de lo que le cae directamente del cielo: aire, agua y luz.

Comprendo que las frutas que hoy alimentan a la población mundial provienen de grandes monocultivos de frutales, en donde producimos una única variedad de una única especie. Para más detalles sobre como podríamos transicionar los monocultivos de frutales hacia un método más equilibrado os invito a visitar el apartado: «Bosques Comestibles». Aquí solo incidiré sobre una sencilla cuestión: ¿por qué se labran los frutales?

La respuesta global a esta pregunta es por que se elimina la competencia en favor del frutal y los abonos químicos quedan por completo a disposición del árbol. Pero como hablé en Agrucultura Regenerativa, esta práctica tiene un límite, el cual estamos sobrepasando.

Creo firmemente que es por este tipo de cultivos por donde la sociedad agrícola debería comenzar practicando los métodos de no laboreo que en permacultura se proponen, al fin y al cabo, las hierbas del suelo no molestan a los árboles. Si segamos las hierbas y dejamos sus restos sobre el suelo lo único que haremos será otorgar abono orgánico a nuestra tierra, solo habrá que esperar pacientemente a que los nutrientes de la superficie lleguen poco a poco a las raíces.

Con unos ligeros cambios en la maquinaria agrícola se puede comenzar un proceso de transformación que hará de nuestras plantaciones entornos más sostenibles, saludables y fértiles. No me cabe la menor duda de que la producción irá aumentando de año en año.

Viñedos, olivares, almendros, naranjos, melocotones, manzanos… seleccionaremos las hierbas adecuadas a nuestra región y suelo, las dejaremos crecer y las segaremos posteriormente. La atmósfera contará con menos Carbono y más Oxigeno. La cosecha será entre paja y no entre polvo.

 

 

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Bancales permanentes:

En lo que a la práctica hortícola se refiere lo ideal son los bancales permanentes, en donde poder sembrar, transplantar y cosechar de forma continua sin necesidad de voltear la tierra.

En primer lugar se diseña el espacio de nuestro huerto siguiendo el patrón que deseemos (ver Principio 7: Diseñar desde los patrones a los detalles) y en él se marcan los espacios que se convertirán en nuestros bancales de hortalizas. Se delimitan y se construyen siguiendo alguno de los múltipes métodos que existen (ver Tipos de Bancales o como hacer un bancal elevado con pallets). Se acondicionan los accesos y pasillos, se instala un sistema de riego permanente con tubos y goteros y listo. ¡A plantar! Intercalaremos distintos tipos de plantas, acolcharemos con las mismas hierbas que aparezcan o con los restos de las cosechas y plantaremos intentando cubrir todo el espacio del bancal. Tres normas básicas nos asegurarán un bancal productivo durante décadas:

1-No pisar el interior del bancal, solo los pasillos.

2-No dejar nunca la tierra desnuda, ni siquiera en los pasillos.

3-Mantener siempre un nivel mínimo de humedad en la tierra del bancal.

Nada impedirá que nuestro bancal sea para toda la vida. De este modo contaremos con microespacios biodiversos, las lombrices mantendrán la aireación del suelo, la materia orgánica será descompuesta poco a poco por los microorganismos y la capa de humus superficial crecerá año tras año.

 

 

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Mediadas adicionales:

Labrar. Sí habeis escuchado bien, ni me vuelo loco ni me contradigo. Lo cierto es que un buen método para iniciar un sistema de no laboreo es precisamente labrando y no un labrado pequeño, no, un gran labrado en profundidad. Esto será muy útil por ejemplo cuando se trate de un suelo que ha sido trabajado y labrado durante años. Si pasamos el arado tipo «topo» en profundidad podremos romper la suela de labor generada durante años. Si por el contrario nos encontramos con un terreno que no ha sido trabajado por años, en donde la gramínea se ha hecho con el dominio del suelo, una buena pasada de vertedera o arado de disco podrá ayudar a librarnos de ella y facilitar de este modo el crecimiento de plantas más benéficas.

Y se acabó. Estas medidas se realizarían como inicio de un proceso, a partir de aquí no tendríamos por qué volver a arar si nuestra actuación es correcta y las circunstancias favorables.

Cultivo de raíces: de un modo similar, cuando queramos dar un renuevo a nuestro terreno y realizar una labranza contundente, podemos realizar un cultivo de patata, zanahoria, batata, o cualquier planta de la que aprovechemos su raíz, con lo que al cosechar realizaremos un labrado involuntario.

Manejo holístico de animales: Estos métodos se explican mejor en el apartado con mismo nombre. Sin duda los animales habrán de poblar nuestros campos en un futuro sostenible, el modo en que podamos manejarlos para que nos provean de sus productos, de su compañía al tiempo que fertilizan la tierra y limitan a algunas plantas será la clave del método más productivo a la vez que sostenible.

Fumigado de Microorganismos y preparados orgánicos y biodinámicos: En los comienzos de nuestro nuevo poryecto deberemos esforzarnos por restablecer los parámetros naturales de biodiversidad microbiana y controlar los restos de plagas que puedan afectar a nuestros cultivos. En esta entrada (7 recetas para cuidar y alimentar al huerto) comparto algunas ideas.

 

 

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Por último…

Creo que estas son ya unas buenas bases para poder ir pensando en transformar el arado en otro tipo de herramientas. Coged las ideas que os gusten, combinad, provad, investigad y disfrutad con la transición. Y recordad que mañana tendremos que comer, no debemos tampoco fliparnos con estas nuevas técnicas (Principio 3: Obtener un rendimiento) y perder con ello toda nuestra producción. Lo mejor es ir probando poco a poco, hacer pruebas en pequeñas parcelas, de modo experimental, observando los resultados, siendo crítico, repitiendo los procesos una y otra vez hasta afinarlos antes de incluir un nuevo cambio más drástico o ampliar el marco de actuación.

Hay algo que es importante entender y es que los permacultores no tratamos de hacer apología de un método en contra de todos los demás. Probablemente la mezcla de todas las técnicas será la más conveniente, al menos de momento, hasta que el tiempo nos vaya dando resultados. El proceso será largo, como muchos sabemos, estamos sembrando la semilla de un árbol de cuya sombra no llegaremos a disfrutar en esta vida.

 

 

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Todos estos métodos conllevan un aumento en el esfuerzo y dedicación que los agricultores y hortelanos debemos llevar a cabo, al menos al principio, conforme vayamos derivando los modelos agrícolas actuales por otros más sostenibles podremos mejorarlos y hacerlos más eficientes. Pero hay algo que toda la sociedad debe comprender: el campo necesita más manos. Somos los propios campesinos los que debemos de crear una nueva realidad en donde todos puedan integrarse en las labores agrícolas, haciendo del campo un lugar atractivo, migrando el concepto esclavista que tenemos del trabajo agrícola hacia un modelo bien distinto, ameno, integrativo, más pasivo y sensible al medio.

¡La Tierra necesita más mano femenina!

Espero que os haya gustado este apartado y que os sirva de utilidad, no dudéis en compartir vuestras opiniones, consejos y comentarios. Por que solo entre todas juntas daremos con la técnica ideal.

 

 

 

 

 

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