Microorganismos y Simbiosis

Descubrir el mundo de los microorganismos es una experiencia francamente fascinante. Conforma vas descubriendo poco a poco sus ventajas y usos, más quieres conocer. Y la lista es casi interminable. Se trata de una de las prácticas más interesantes de todas las que se trabajan en Permacultura: el uso masivo de Microorganismos Efectivos.

Podemos usarlos en docenas de acciones cotidianas como al preparar la comida o al fregar el baño, pero es sin duda a la hora de restaurar nuestros suelos agrícolas en donde estos diminutos amigos nos serán de mayor ayuda. A continuación hablaré sobre cómo viven, qué funciones tienen en el suelo; y en un próximo apartado (aquí) explicaré como reproducirlos en casa y usarlos en nuestro beneficio. ¡Ay perdón! Mejor decir en beneficio mutuo, en un marco en donde colaborando todos ganamos. Cooperando en lugar de competir. Viviendo en simbiosis.

Todos sabemos que las plantas se alimentan de materia inerte, son seres autótrofos, producen sus propias calorías, para mantener sus propias vidas, las vidas de los herbívoros que las comen y por ende las vidas de todos los demás. Pero esto no acaba aquí, ni hablar. Nos guste o no nos guste, esta sucesión no termina, pues es un ciclo; un ciclo al que no solo contribuimos con lo que nuestro organismo no puede digerir. Llegado el momento, también nuestro cuerpo regresará a la tierra para devolver a las plantas parte de todo cuanto ellas nos dieron. La materia, de nuevo lista para formar la vida.

LAS MICORRIZAS

Comenzaremos hablando de hongos. Pueblan nuestros bosques y montes, la parte con la que más familiarizados estamos son sus aparatos reproductores, que conocemos como setas y son los principales descomponedores de la materia muerta. Sabemos que bajo las setas que vemos se extienden inmensas redes formadas por hilos de micelio, lo que forman el hongo propiamente dicho. Una inmensa red que interconecta todo el bosque y que transmite información biológica entre árboles, plantas y microorganismos. Este reino, que ocupa un hueco propio entre el animal y el vegetal siempre me ha fascinado. Sabían que:

El mayor organismo conocido en nuestro mundo es un hongo (Armillaria ostoyae) que ocupa una extensión de 890 hectáreas.

El micelio de un hongo se extiende por el suelo mediante una red de pequeños filamentos llamados hífas. Para ello, el hongo ha de contar con un suelo estructurado, oxigenado, con cierto grado de humedad y, por supuesto, con materia orgánica de la que pueda alimentarse. Teniendo todo esto, pueden extender su micelio por cualquier tierra bajo la superficie, llegando también hasta las raíces de las plantas. Y es aquí donde se forman las micorrizas: pequeñas hifas que entran en contacto directo con las raíces de las plantas estableciendo entre ellas una relación de simbiosis.

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Existen principalmente dos tipo de micorrizas:

-Ectomicorrizas: En este caso la micorriza rodea la raíz de la planta de forma que lo que la una exhuda o no es capaz de asimilar es aprovechado por la otra y viceversa. Pero el intercambio no pasa de la superficie de la raíz.

No obstante, tanto esta micorrización como la que describiré a continuación permiten a la planta el acceso de hasta 8 veces más de superficie de la que tendría usando solo sus propias raíces. Para entendernos mejor: si la raíz de una planta tiene esta longitud (—) puede tomar nutrientes de esta superficie (—); sin embargo si la misma raíz se encuentra micorrizada puede tomar nutrientes de esta superficie (————————), o incluso más, dependiendo de hasta donde se extienda su amigo el hongo, de la época o del clima; ya que los hongos crecen a una velocidad cientos de veces superior a la de las plantas.

-Endomicorrizas: Aquí las micorrizas si que penetran (cosa que la propia planta facilita) en el tejido intracelular de la planta haciendo del intercambio algo mucho más íntimo. El hongo crea dentro de la planta pequeñas vesículas (arbúsculos) que son literalmente órganos de intercambio entre el micelio del hongo y las células de la raíz de la planta. Agua, minerales (fósforo, calcio, magnesio, nitrógeno, zinc, cobre…), carbohidratos, azucares, aminoácidos y encimas son intercambiados constantemente en estos mercados intracelulares.

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Los productos serán llevados a través de la planta hasta sus frutos, sus hojas o hacia la atmósfera y a través del micelio hasta sus esporocarpos (boletos, cantarelas, niscalos, champiñones, lepiotas, etc.), otras partes del suelo, u otros árboles y plantas.

Pero aún hay más y esto es mucho más bonito he impresionante. La endomicorrización y el crecimiento de los arbúsculos no se dá al azar, sino que en primer lugar se establece una comunicación hormonal entre la planta y el hongo en la que ambos seres llegan a acuerdos sobre donde la construcción del arbúsculo será más beneficiosa para ambos.

Comunicación > Acuerdos > Actuación

Este proceso se da siempre que un nuevo hongo simbiótico alcanza la raíz de una nueva planta, creando una relación que puede incluso llegar a que uno de los dos pida ayuda al otro, y éste cambie su metabolismo para producir las sustancias que su vecino necesite.

Por último añadir que las micorrizas también protegen a las raíces del ataque de otro tipo de hongos patógenos, y del ataque de cualquier agente patógeno externo en general pues la planta esta mejor «alimentada», luego crece más sana y con mejores defensas naturales.

RIZOBIOS

En la agricultura orgánica reconocemos la inestimable labor de las leguminosas como plantas fijadoras de nitrógeno atmosférico en el suelo, que servirá como nutriente de otras plantas y cultivos posteriores. Es gracias a los rizobios: bacterias que viven en simbiosis con las raíces de algunas plantas, especialmente de las leguminosas.

Para explicar esta simbiosis os contaré lo que le ocurrió a Garbancito:

Erase una vez un garzbancito que germinó bajo la superficie y comienzó su creciemiento, hacia la luz por arriba y hacia la materia por abajo. Parte de esa materia no la podía obtener por si mismo, y él lo sabía, de modo que por su raíz comienzó a exudar unos compuestos (como falvonoides, etc.) para avisar de que allí se encontraba, por si a alguien le pudiera interesar. ¿Y a quien le interesó? A la bacteria Mesorhizobium ciceri. Y de los cientos de especies que pueblan el suelo solo este tipo se interesó por la llamada. Comenzaron a desplazarse hacia las raíces del garbanzo, cuando llegaron tocaron a la puerta, Garbancito abrió y las bacterias entraron. Una vez colonizado el tejido radicular Mesorhizobium se transformó (como los pokemon) para poder fijar nitrógeno, comenzó a reproducirse y provocó un crecimiento desmedido de las células radicales. Todo esto acabó formando un tumor visible a simple vista y conocido como nódulo. Mediante complejos procesos químicos la colonia de Mesorhizobium fijó el nitrogeno atmosférico en forma de ión amonio, el cual regaló a la planta junto con fósforo y otros compuestos (incluso hormonas que favorecían su crecimiento). A cambio Garbancito ayudó a las bacterias con oxigeno (imprescinible para la reacción de fijación), azucares y otros compuestos orgánicos. ¡Y vivieron felices hasta que se los comieron las perdices!

Cada leguminosa (lenteja, soja, altramuz, acacia, retama…) tiene su propio cuento con una especie de bacteria simbiótica; otro ejemplo más de como la unión hace la fuerza, pero tranquilos… que me he dejado lo mejor para el final.

MICROORGANISMOS EFECTIVOS

En los años 70, un agrónomo japonés, el Dr. Teruo Higa, investigaba en su laboratorio sobre como mejorar los rendimientos de la agricultura. Tras sufrir problemas de salud relacionados con los agroquímicos que estudiaba, decidió pasarse a otra rama de estudio. Comenzó a estudiar los microorganismos y levaduras empleados, entre otras cosas, para la elaboración de alimentos fermentados como el miso, muy comunes en japón. Al comienzo no obtuvo grandes resultados; probando con un puñado de cultivos bacterianos diferentes, ninguno parecía surtir un efecto positvo sobre las plantas.

Las bacterias con las que trabajaba no eran nocivas, así que un día, tras limpiar sus placas de cultivo, arrojó el agua de sus experimentos sobre la hierba del jardín. Continuo con su trabajo como de costumbre, desesperado por no llegar a ninguna parte… cuando… ¡Sorpresa! Observó que en una parte del jardín la hierba parecía haber crecido más y más sana que el resto. No le dio importancia hasta que recordó que era allí donde había lanzado el agua de limpiar sus experimentos.

Fue entonces cuando replanteo sus estudios. Si no había obtenido resultados positivos era por que estudiaba el uso de los diferentes tipos de microorganismos uno por uno, con un objeto control, como cualquier científico haría. Y la clave residía precisamente en hacer lo contrario: unirlos todos.

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Su trabajo dio un giro inesperado y… tras más de cuarenta años de estudios, trabajos y experiencias positivas a lo largo y ancho de todo el planeta tierra, los que han sido bautizados como EM (effective o efficient microorganisms) suponen una de las mayores revoluciones en el campo agrícola de todos los tiempos (Agricultura Regenerativa).

EL FASCINANTE MUNDO DE LOS MICROORGANISMOS

Se cree que los microorganismos actúan básicamente de tres modos: están los regeneradores, los descomponedores (en verdad que todos descomponen, pero los llamaremos así para diferenciarlos) y los neutros. Según parece, este último grupo sería el más numeroso en la naturaleza. Como su nombre indica los neutros no opinan, solo se dedican a seguir a la mayoría haciendo que la balanza se incline hacia un lado u otro. Si los descomponedores comienzan a superar a los regeneradores los neutros se comportarán también como descomponedores, si por el contrario ganan los regeneradores los neutros se unirán a su lucha regenerativa.

¡A que es fantástico! Igualito que en nuestra sociedad.

Los microorganismos descomponedores principalmente descomponen de forma aerobia, de modo que oxidan la materia, este proceso más potente libera compuestos tóxicos como el amoníaco, nitritos y produce peligrosos radicales libres. La materia se pudre, despidiendo mal olor y reduciendo sus componentes a moléculas simples (compuestos nitrogenados, CO2, agua, metano, sales…), asimilables pero poco eficientes.

Los microorganismos regeneradores descomponen la materia de forma anaerobia, es decir sin presencia de oxigeno. En este caso decimos que la materia fermenta, despidiendo en el proceso un olor dulzón y ácido. Es un proceso más suave, se genera menos calor y la materia se rompe en moléculas mayores (ácidos orgánicos, alcoholes, ácidos grasos, polisacáridos, enzimas, aminoácidos…) liberando una mayor cantidad de metano. Estas macromoléculas son más asimilables y proporcionan mayor energía a sus consumidores; ya sea en nuestro aparato digestivo ya sea entre las raíces de nuestras plantas.

Luego si logramos potenciar la acción de los microorganismos regenerativos frente a los que sencillamente pudren, estamos creando un caldo de cultivo vivo para nuestro suelo, lleno de moléculas orgánicas fácilmente asimilables por las raíces y las micorrizas. Además, desplazamos a las bacterias descomponedoras (patógenas cuando son mayoría) y evitamos sustancias tóxicas como nitritos, amoníaco y otros oxidantes junto a nuestras plantas.

Es por estos motivos por los cuales podemos usar los Microorganismos Efectivos (líquidos) para fumigar nuestros suelos y cultivos con el doble efecto de servir de fertilizante y plaguicida; sin que en realidad sean ninguna de las dos cosas, pues solo hacen que la fertilidad del propio suelo se incremente y que el equilibrio entre microorganismos permanezca en niveles en que ninguno actúe como plaga. Añadidos al compost, cuidando la relación de ingredientes de este, su temperatura y humedad; elaboraremos el bocashi (abono orgánico fermentado), un efectivo abono (sólido) son el que potenciaremos el crecimiento de nuestras plantas. Podemos inocularlos en bolas de arcilla y lanzar estas al cauce de rios contaminados o al lecho de balsas depuradoras, se encargarán de digerir los lodos del fondo, limpiaran y reciclarán las aguas. ¡Sus usos no tienen fin!

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Y, por supuesto, debemos de mantener y cuidar su ecosistema: el suelo. El mayor enemigo de micorrizas y microorganismos es el arado (Técnicas de No-Laboreo). Los pesticidas acaban de una pasada con miles de millones de microorganismos. Los fungicidas, como su nombre indica, atacan a los hongos, sus micelios y sus micorrizas. Y los abonos químicos nitrogenados desestabilizan los procesos simbióticos naturales de bacterias como los rizobios con las leguminosas. Debemos ser conscientes de lo que hacemos.

Cuidar la microbiología es sencillamente devolver a la naturaleza a su estado inicial, un estado de equilibrio que comienza por un suelo que mantiene a su vida en simbiosis. En ocasiones también se les llama microorganismos de montaña o microorganismos nativos de monte, por la sencilla razón de que es allí donde viven en su estado más natural, los montes y montañas donde el hombre no ha llegado a colonizar la tierra.

Son la memoria de los bosques, la masa madre que hizo crecer el primer pan, el alma del vino y la cerveza… son el embriagador olor del campo tras la cálida tormenta. Imprescindibles en el micro y macrocosmos, tanto en nuestro tubo digestivo como en las raíces, como bajo las hojas que acolchan el robledal; fueron los microorganismos quienes dotaron al mundo del oxigeno que respiramos.

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Al igual que la gripe o la levadura de panadero existen infinidad de cepas distintas, todas ellas evolucionadas y adaptadas a las condiciones de cada lugar. Cada alcornocal, cada pinar, cada hayedo, cada robledal, cada alameda… cada selva y bosque, pradera y planicie tiene su propia selección de microorganismos únicos; simbiosis microbiotica que forma parte de cada una de nosotras, de cada tribu, de cada pueblo, de cada cultura, pues inconscientemente los hemos ingerido generación tras generación en las hojas, raíces y frutos de que nos alimentamos.

Pienso en la actual manía por desinfectarlo todo, por envolverlo todo en un plástico estéril o tomar un antibiótico contra cualquier catarro pasajero y me pregunto el por qué de esta guerra contra las bacterias, si nos dan miles de veces más de lo que nos quitan. Al contado veo en esta aptitud la mentalidad competitiva del hombre, que ante todo pretende anteponer su ego y dominar. Las bacterias fueron durante ¡2000 millones de años! los únicos seres vivos que poblaron la tierra. Tal vez sea nuestro ego el que nos oculte la verdad, tal vez halla llegado el momento de ser humildes, tal vez tengamos que aceptar ser dominados por las bacterias… ¿Realmente son ellas las que nos hacen enfermar? Por cada gen humano tenemos 20 genes de bacterias formando parte de nuestro cuerpo.

Tal vez tan solo sea nuestra mente la que crea el mal… y ellas solo siguen a la mayoría.

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https://www.symborg.com/micorrizas/

https://es.wikipedia.org/wiki/Micorriza

http://agriculturers.com/que-son-las-micorrizas/

https://www.tunuevainformacion.com/salud-integral/1069-el-dr-teruo-higa-y-el-milagro-de-los-microorganismos

https://microorganismoseficientes.wordpress.com/2013/05

https://www.em-la.com/index.php?idioma=1

http://www.scielo.org.co/pdf/nova/v13n24/v13n24a06.pdf

http://www.microorganismos-efectivos.com/

https://espaciohumano.com/emo-microorganismos/

http://scielo.sld.cu/pdf/ctr/v37s1/ctr03s116.pdf

https://es.wikipedia.org/wiki/Rizobio

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