¿Qué es un Compost Toilet?

El cuidado del agua debería de ser nuestra principal responsabilidad. El agua es sagrada. Es sagrada en todas sus formas, desde el plasma de nuestra sangre hasta el hielo de un cometa. Debemos partir de esta base. En su estructura atómica, su organización molecular, la forma en que ha fluido a lo largo del tiempo, fluye hoy y fluirá; se esconde la memoria de la vida. Sin la fluidez, sin la capacidad para el movimiento, la vida no hubiese sido posible. Todo ser y animal sanamente formado respeta el agua que fluye a su alrededor, ese respeto es una información con la que nace.

1 – ¿Qué es?

2 – ¿Cómo usarlo?

3 – ¿Cómo construirlo?


El cuidado de la salud, evitar la enfermedad, pasa más por sacralizar al agua que por eliminar las, quizás perniciosas quizás necesarias, formas de vida microscópica que en ella moran. De donde llega, el contenedor en que la guardamos y la intención que le damos al beberla deberían ser cúmulo de bendiciones y de amor. Pero rara vez damos al agua la importancia que se merece. La contaminamos. La malgastamos.

En un mundo en el que una de cada diez personas no tiene acceso al agua potable, otras muchas, nos cagamos en ella.

Llevaba tiempo queriendo hablar sobre el Compost Toilet y hoy, día mundial del retrete, me parece un buen momento. No se muy bien que circunstancias le dan a este día tan honrosa onomástica, pero este humilde permacultor sugeriría que, como a otras tantas señaladas fechas del calendario tales como el día del árbol o el del libro, se le otorgase un día más de atención de entre los 364 restantes. Y es que el necesario y muy digno proceso de cagar se merece mucha más importancia de la que le brindamos. Debería de hecho ponerse a la altura de la comida, pues es el otro extremo de la digestión, momento en el que podemos tomar conciencia sobre como nos estamos alimentando.


Pero ¿de dónde nos viene la costumbre de cagar sobre el agua?
Aunque griegos y romanos ya se cagaban en el agua, fue a finales del s XVI cuando John Harington le inventó el por entonces curioso artilugio a la reina Isabel I. Mediante un sistema de palancas y válvulas el agua llevaba la mierda real lejos del olfato de su majestad. A la aristrocracia el invento le resultó de mal gusto, no así a la pragmática burgesía que lentamte comenzó a instalarlo en sus hogares por todo el mundo. Hoy en día, frente a esta tradición heredada y que todos asumimos, se nos proponen otras alternativas más respetuosas, con las que no producir residuos y que no suponen una vuelta a lo arcaíco sino un paso hacia una sociedad ecológicamente comprometida: el Compost Tolilet.


En primer lugar debo de dejar claros algunos conceptos:

  1. Un baño seco es un retrete que no utiliza agua. La mierda no se va por el alcantarillado, se queda ahí y debe gestionarse luego. Puede haber distintos tipos de baño seco, entre ellos el Compost Toilet, pero:
  2. Un Compost Toilet no es una letrina. En las letrinas solía usarse agua, lo que resultaba en un pozo negro bastante difícil y asqueroso de gestionar.
  3. Un Compost Toilet no es un cubo dentro de una caseta. Esto es algo que he visto en más de una ocasión y que se me ha presentado como tal. No. Cagar en un cubo puede resolvernos el problema durante un tiempo, pero luego habrá que gestionar las heces del cubo.
  4. Un Compost Toilet no es un agujero en el suelo. También conocido como “Cacalecu” o “Shitpit” puede gestionarse como un Compost Toilet durante su uso para evitar moscas y mal olor; pero tras su uso se tapará, quedando las heces enterradas.


¿Qué es?


Un Compost Toilet es, como su propio nombre indica, una mezcla entre retrete y compostero. Se trata de una construcción sencilla, que consta de dos partes bien diferenciadas: un retrete y un compostero.


La primera sería el habitáculo para el retrete, el lugar en donde nos pondremos ha hacer nuestro «negocio». Aquí también pueden darse varias opciones, según las apetencias del diseñador. Si se prefiere cagar en cuclillas bastará con una agujero en el suelo. Si nos gusta sentarnos podemos construir una especie de banco en el que colocar un aro y tapa de retrete. En este espacio puede haber por lo demás todo lo que habría en un baño normal, como papel higienico, una planta, crucigramas o un espejo; pero mi consejo será siempre el de separar el agua lo más posible del lugar del Compost Toilet. Por ello es mejor que, para evitar problemas, las duchas o lavabos queden separados de este espacio. Mención aparte habría de dar al bidet, con el que podemos limpiarnos el culo sin la necesidad de gastar papel. Pero hay que hacer un buen desagüe que lleve el agua lejos del compostero.


La segunda parte del Compost Toilet es el compostero. Esta es la cámara en la que nuestras heces se acumularán y en donde, tras llenarse, quedarán compostando durante el tiempo necesario. Si se hace bien, en el momento de gestionar los residuos no nos encontraremos con mierda alguna, ni nada parecido, sino con un compost bien descompuesto y sin mal olor.


Por último decir que, para que el Compost Toilet resulte útil, debe de construirse doble, es decir con dos retretes y dos composteros.

Como usarlo:

Similar a visitar al «Señor Roca» salvo en el momento de tirar de la cadena. Aquí es donde deberemos observar a nuestro alrededor: todos los Baños Secos tienen a su alrededor un saco o recipiente con algún material con el que cubrir las heces. Lo más común suele ser serrín, absorbe los olores y forma muy buen compost. Otras opciones efectivas son la cascarilla de trigo o arroz, la paja picada, tierra o humus, hojas secas pequeñas o mulch del bosque; siempre lo más fino y seco posible. Yo desaconsejo el uso de ceniza, si bien esteriliza las heces y evita los olores, también retrasará y dificultará el proceso de descomposición.
Otro aspecto importante que se debería de cuidar es el de no mezclar la orina con las heces. Sí, ya sabemos que lo normal es que todo salga al mismo tiempo, pero puede uno procurar hacer el pis bajo un árbol antes de entrar al baño seco. Un poco de orina tampoco será un problema. Existen retretes de los más profesional con agujeros diferentes para cada excreción. Otra opción es el típico urinario del bar.


Un secreto poco conocido, muy efectivo y recomendable para acelerar la descomposición de las heces es pulverizar de vez en cuando con microorganismos efectivos tras añadir el serrín, además cierta humedad es necesaria para la descomposición. Añadir de vez en cuando un puñado de bocashi también es buena idea; si este bocashi se hizo con las heces descompuestas del año pasado será mejor aún. Así añadimos al compost la microbiología más efectiva para su perfecta descomposición.


No es un inconveniente añadir papel al Compost Toilet, pero nada más que papel. ¡Por favor! Las toallitas húmedas no se descomponen y no deben tirarse ni siquiera por el retrete convencional de agua. Como ya dije, el bidet sigue siendo la opción más limpia y natural.


Y así, día tras día, nuestro Compost Toilet se irá llenando. Tras un año de uso, será el momento de clausurar el retrete que estábamos usando y abrir para su uso la otra mitad del Compost Toilet. Una persona adulta genera unos 60 litros de heces al año, al construirlo deberemos darle las dimensiones adecuadas a nuestras necesidades. Durante un año seguiremos llenando la segunda cámara mientras que en la primera la mierda composta hasta convertirse en abono. Pasado un año, abrimos la portezuela, sacamos todo el abono en que nuestras heces se han convertido, cerramos de nuevo la cámara que hemos llenado y comenzamos a usar la que acabamos de vaciar.


Como construirlo:


Como siempre hacemos en permacultura lo primero es diseñar aquello que vamos a construir. Cuantos más detalles seamos capaces de incluir y visualizar en el dibujo inicial menos imprevistos nos encontraremos. La ubicación del Compost Toilet es un tema primordial. Ha de estar algo cerca de la casa, o incluso dentro de ella (recordemos que si esta bien hecho no genera malos olores); también puede estar relativamente cerca del huerto, otros composteros o el bosque comestible.

Este es un diseño para construir un Compost Toilet con el compostero de obra y la cabina de madera.

  • Primero levantamos con ladrillo dos cámaras de un metro de altura, dejando dos aberturas para colocar unas portezuelas, en la parte de arriba del tabique central dejamos un ladrillo de lado como respiradero entre las cámaras.
  • Sobre las puertas ponemos un trozo de viga.
  • Sobre el compostero colocamos unas varas de acero y sobre éstas unos bardos de ladrillo. Esto será el techo de las cámaras y sobre ellos estará el suelo del baño.
  • Cortamos los bardos para hacer los agujeros por los que caerá la caca y un pequeño agujero para la salida de gases.
  • Podemos introducir unas varillas roscadas gruesas en las esquinas, allá donde queramos fijar la estructura superior del baño o para luego poder fijar una escalera.
  • Cubrimos toda la superficie con una malla metálica, dejando las aberturas para cagar, a las que podemos dar forma con dos cubos metálicos y el agujerito para el escape de gas, al que dejaremos puesto un trozo de tubo.
  • Rodeamos los muros con unos tablones colocados hasta la altura a la que irá el suelo, los sujetamos bien, encoframos y hormigonamos la parte superior del compostero.
  • Colocando dos puertas metálicas que cierren las cámaras de composta ya podría ser usado por los menos pudorosos.
  • Una vez terminada la obra, proseguimos con la carpintería. Para esto es muy importante medir, marcar y numerar perfectamente todas las piezas antes de cortarlas. Los cortes han de ajustarse al milímetro.
  • Fijamos los pilares (con las cajas para los travesaños ya vaciadas) en las esquinas y al lado en que irá la puerta, ayudándonos con las varillas que introducimos en el encofrado.
  • Tras esto colocamos los travesaños, encajandolos perfectamente. La estructura quedará entonces sólida y bien fija a la base.
  • Para el techo, atornillamos unos listones de madera; dos entre los postes que están a la misma altura y tantos como necesitemos entre éstos, que formarán la pendiente del techo y sobre los que reposarán las tejas con que cubriremos el baño.
  • Teniendo bien fija la estructura podemos comenzar a tapar las paredes del baño con tablas de madera, atornillándolas entre los pilares y travesaños.
  • Podemos incluir alguna ventana vieja o tragaluz allá donde la estructura lo favorezca. Todo es posible diseñando con imaginación y construyendo con maña.
  • Una vez cerrada completamente la cabina, nos subimos a la escalera y colocamos con cuidado las tejas del techo, apoyadas sencillamente sobre las tablas, a las cuales dimos la separación justa.
  • Colocamos por el exterior el tubo por el que saldrán los gases resultado del proceso de descomposición.
  • Luego, podemos construir algún tipo de cajón que nos facilite el cagar, comprar un retrete separador que deje caer la caca por un lado y guarde la orina por otro; o sentarnos en cuclillas y tener puntería.
  • Podemos decorar la estancia con unas plantitas de interior, poner unas estanterías para los crucigramas o colocar un bidet si el espacio lo permite. Hasta aquí podría decirse que lo más importante ya esta hecho; pero no…


Lo más importante es que sigamos tomando conciencia. Entiendo que la mayoría de las personas en nuestra sociedad no estén mental o emocionalmente preparadas para cambiar el habitual inodoro por el baño seco. Hay que hacer una transición, un proceso de aceptación en que entendamos que trabajar con la naturaleza es el camino correcto.

Honrar y cuidar el agua. Usar nuestros recursos naturales más cercanos y vencer miedos que muchas veces solo son infundados por nuestra mentalidad hiperpesimista. El miedo o el asco pueden trascenderse, para ello solo hay que hacer lo que nos da miedo o aceptar humildemente que mucho de lo que nos asquea es sencillamente lo más natural, lo más sano. Los animales pueden enseñarnos mucho acerca de que hay que evitar y que no.


Prueba a cagar en el campo, a limpiarte el culo con agua, a abrazar y tocar más a los demás. La higiene va más allá de enjuagarse las manos; un lavado de cerebro o una limpieza de chacras a veces nos pueden venir bien. Como dije, la enfermedad podría tener más que ver con aquello que nos da miedo y sentimos por dentro, que con lo que se encuentra en la naturaleza que nos rodea.

Aquí os dejo un par de manuales que completan muy bien toda la información anterior:

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